Tan pronto como abrí mi libro al azar y tomé un sorbo de té, la vida sucedió. Reuniones y más reuniones, agenda de la vida adulta, cosas que hacer de Ophelia (mi frenchie) y ni siquiera recuerdo qué más.
Planeaba tener un día de Gaudí, té, tonos metálicos en mi paleta, observar la naturaleza y dibujarla pero no sucedió. Y creo que el secreto para caminar con gracia por la vida es aprender a FLUIR. Dejarte fluir con el cauce natural de la vida. Sí, es increíble y perfecto tener metas y deseos, yo tengo muchas, pero el secreto para vivir con alegría queriendo esas metas y trabajando por ellas, es dejar ir el resultado, básicamente vivir sin apegos. Dar lo mejor de nosotros, disfrutarlo y dejar que la respuesta del Universo nos lleve por el camino correcto. Es como las acuarelas, primero haces el boceto, planeas la paleta de colores, comienzas y tan pronto como agregas el agua a tus pigmentos, lo desconocido aparece en la obra de arte. Y esa es la magia de la acuarela (creo que esa es la magia del arte), planeas, actúas y luego el agua hace su magia.